martes, 24 de febrero de 2009

Me gustas cuando callas...


... dijo Neruda.
Lo mismo debe de haber dicho ayer, lunes 23, un colectivero de la línea 105 al que yo le pedí -brazo en cabestrillo mediante- que, por favor, manejara con más cuidado, que sólo podía sujetarme con una mano. El señor compañero hermano colectivero tuvo a bien señalarme que él estaba trabajando (al parecer, eso le da derecho a zarandear a los pasajeros cual zapallos podridos), que había que "agarrarse", que, en todo caso, él pedía un asiento para mí.



Pío, pío, hermanitos.



¿Saben cuál creo que es el problema, amigos y amigas queridos, además de que hoy el hombro me duele mucho más que ayer? ¡Que el resto de los pasajeros, en el mejor de los casos, miraba entretenido nuestro amable intercambio sin decir ni pío.



¿Por qué soportamos cualquier cosa con tal de no decidir, comprometernos, apoyar? ¿Eh? ¿Por qué miramos con lástima y curiosidad al que dice: "Che, esto está mal"?
¿Por qué, pregunta mi hombro dolorido?

Abrazos cuidadosos
A.S.M.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tocaya!!!pio, pio, desde la urraca de mi tio hasta el el colectivero amigo, zarandeador de zapallos, como él, que está podrido. Qué línea la 105, vienen del siglo pasado desde el volante a los frenos y también el pio, pio.
Anuki, la piquetera amiga de la tocaya!!!