domingo, 12 de agosto de 2012

¡MOCHILAS DEL MUNDO, UNÍOS!


¡Mochilas del mundo, uníos!


Abandonad las espaldas de vuestros amos, puesto que ni siquiera recuerdan vuestra presencia.
Los que se quejan son los pobres desgraciados golpeados por vosotras, porque los portadores no conciben la presencia de otros seres, ni calculan que, con vosotras a cuestas, sus espaldas son más gruesas y dañinas.
Esto sucede todo el tiempo en los estrechos pasillos del transporte público.
Por supuesto, algunos de vuestros amos os bajan de sus espaldas, y os llevan colgadas junto a sus piernas mas... oh, inocentes bienintencionados, a cada sacudida del vehículo, os bamboleáis y golpeáis las piernas de los vecinos.
Si lo pensamos mejor, ¡abandonad a vuestros amos por completo! No sólo las espaldas sino todos ellos. Idos a vivir en libertad, a una isla soleada, sin vehículos a motor!
¡Libres, sin amos descerebrados!
¡Libres, al fin...!

Ana Silvia Mazía (ex diariera)