jueves, 5 de febrero de 2009

Señor Juez

-¡Yo sólo me reía sola, lo juro, Señor Juez! Me... me... re-í-a so-so-la -sollozó, hipó la pobre.

-¿Y se puede saber de qué demonios se reía, Señora Pobre? -tronó el juez. Hizo una pausa, meneó la cabeza, y agregó, ahora más afligido que severo-: ¿Cómo se va a reír así, en plena calle? ¡Con la inseguridad que hay! Seññoooraaa....

La Pobre se sonó la nariz, hizo unos pucheritos, y tratando de sonreír, respondió:

-Tiene razón, Sr. Juez. ¿Sabe?: cuando era chica, mi mamá, mi abuela, mi tío, todos me decían: "¡Sos una loca, vos!" -suspiro entrecortado-. Trataré de portarme bien, Su Señoría. No me reiré más en público.

-Así me gusta, doña Pobre. Vaya, vaya nomás.

Alguien lo vio enjugarse una lágrima con disimulo.


Con amor

Ana Silvia Mazía

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