lunes, 30 de julio de 2012

LAMENTO


Lamento
  
Lamento el lamento.
Lo lamento.
¡No saben cuánto lo siento!
Me repercute en el cuerpo,
me contrae el esqueleto.
Me frunce la piel, los huesos,
me hace caer los dientes,
las uñas se resquebrajan.
Las cejas tocan el cielo
y se me eriza hasta el pelo
cuando escucho lamentar:
"¡Ay, ay, qué mal está todo!"
"¡Ay, cómo suben los precios!"
"¡Ay, como cunden los robos!"
"Ay, me maltrata, me engaña."
Así se quejan los necios,
Y también de este otro modo:
"Cómo sufro, cómo lloro,
como me siento de mal."
La vida es un vendaval
de sufrimientos y quejas.
No existe paz, no hay descanso
para las buenas personas.
Sean jóvenes o viejas,
no hay para el alma un remanso...
No saben lo que lamento
seguir oyendo estas cosas.
Porque el alma se me arruga
Me encantaría ser sorda
para no escuchar más llantos.
¡Una buena carcajada,
y queda el aire limpito!
Haceme caso, hermanito,
me lo enseñó la experiencia:
¡si te tomás muy en serio
te aseguro que vas frito!

Ana Silvia Mazía... lo lamenta

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