jueves, 18 de marzo de 2010

"Aventuras de Yopri" 3 y 4

(Enviadas al blog de radioyentes por quienes firman al pie.)

Es cierto que Yopri es parte de nuestro ser nacional...tan cierto q no creo q muchos de nosotros podamos objetivamente decir q jamas nos hemos comportado como Yopris...
Es facil ver el Yopri en los otros, pero sano buscarlo en uno mismo y combatirlo...
Por eso mi anecdota, casualmente similar a la q describe Ana, descubre a mi Yopri interno:
El fin de semana pasado salía del estacionamiento con el auto y veo q el semáforo de la otra esquina está por ponerse verde (lo cual me retrasaría entre 3 a 5 minutos!!!). Del otro lado venía una señora (sin bebé, hipona y con aire de buena onda...) Yo, automáticamente, avancé sobre la vereda para entrar a la avenida. "Tendr
ás buena onda pero estoy apurado", pensé.
La hipona perdió su buena onda y me miró con odio.
"¿Qué carajo estoy haciendo?", le preguntó una de mis dos neuronas activas a la otra. Puse marcha atrás, bajé la ventanilla:
"Disculpe, señora, no sé en qué estaba pensando".
La señora sonrió: "Espero que no llegues muy tarde adonde ibas", me dijo con un sonrisa de hippie pícara. Hice como que buscaba algo en el piso del auto para que no viera que me ponía colorado. Iba a mi casa a llevar al más chico al parque. Llegué cinco minutos más tarde. El ni se avivó. Yo, aliviado de haber visto venir a mi Yopri y pararlo a tiempo.
¿Soy el unico con "Yopriismo"?

Ramon Ortega, de Lincoln
verónica de Pque Centenario dijo...

Acá va mi anécdota...lamentablemente bastante repetida. Los/as Yopris en el supermercado, que van de a dos y, mientras uno se pone con el chango en la fila, larga, muuy larga, el/la otro/a van trayendo cosas de las góndolas en típico trabajo de hormiga. Mientras uno (yo, en este caso) espera paciente con un humilde canasto detrás del chango cada vez más cargado... ¿Qué se sentirá ser esa clase de Yopri? Yo no tengo el gusto de saberlo, porque me toca ir sola al super. Pero confieso que de la rabia a veces me dan ganas de volverme Yopri también! En fin, luchemos contra este mal del ser nacional, sobre todo, eduquemos a nuestros hijos, que el ejemplo sirve más que mil palabras.
Cariños a todos,

Verónica de Pque Centenario

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