-¡Venderé cara mi vida! -dijo ella. Y puntualizó-: En cómodas e interminables cuotas, y exigiré que siempre me llamen
LA DIVA.
Eso dijo
LA DIVA. Y muchas y muchos compraron. ¡Era tan cómodo...!
Me dan muchas ganas de llorar. Pero me aguanto.
A.S.M.
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