Lamento
Lamento el
lamento.
Lo lamento.
¡No saben cuánto
lo siento!
Me repercute en
el cuerpo,
me contrae el
esqueleto.
Me frunce la
piel, los huesos,
me hace caer los
dientes,
las uñas se
resquebrajan.
Las cejas tocan
el cielo
y se me eriza
hasta el pelo
cuando escucho
lamentar:
"¡Ay, ay,
qué mal está todo!"
"¡Ay, cómo
suben los precios!"
"¡Ay, como
cunden los robos!"
"Ay, me
maltrata, me engaña."
Así se quejan los
necios,
Y también de este
otro modo:
"Cómo sufro,
cómo lloro,
como me siento de
mal."
La vida es un
vendaval
de sufrimientos y
quejas.
No existe paz, no
hay descanso
para las buenas
personas.
Sean jóvenes o
viejas,
no hay para el
alma un remanso...
No saben lo que
lamento
seguir oyendo
estas cosas.
Porque el alma se
me arruga
Me encantaría ser
sorda
para no escuchar
más llantos.
¡Una buena
carcajada,
y queda el aire
limpito!
Haceme caso,
hermanito,
me lo enseñó la
experiencia:
¡si te tomás muy
en serio
te aseguro que
vas frito!
Ana Silvia Mazía... lo lamenta
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