Con el permiso de Juan Luis Guerra, ¡quisiera ser un pez! Quisiera ser un pez para no preocuparme por la misciadura. Para no pensar en lo que me arañan de mi magro ingreso de jubilada el banco, la "ciudad", y mi propia estupidez, digna de un pez... valga la rima. Quisiera ser un pez para no indignarme ante el profundo salvajismo de los humanos. Al menos, de buena parte de los humanos. Quisiera ser un pez para ignorar la existencia de las billeteras. Para no imaginarme que han reemplazado a los garrotes, a las armas, a las jaulas. Quisiera ser un pez para no saber leer. Entonces, no tendría que padecer las notas periodísticas "detergentes", que los cerebros vagos se dejan aplicar. Ah, pero eso sí: quisiera ser un pez capaz de reconocer la carnada en cuanto la vea...
Pero no soy un pez.
Soy Ana Silvia y vivo en Villa Crespo... en tierra firme, digamos.
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