EL OTRO FRANZ
Tú no te enteras de nada, hijo. Se te van los días y las noches pensando en serenatas, reflexionando sobre la velocidad de las truchas o intentando componer una sinfonía que sin duda dejarás inconclusa. A veces tu música suena como algo agradable, pero no es ocupación para un hombre hecho y derecho. Te lo he dicho una y mil veces, Franz: cambia de hábitos y haz algo de provecho, pues estás en riesgo de pasar a la historia como un auténtico símbolo del fracaso.
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