"La hora sin sombra", Osvaldo Soriano
"Las campanas de la catedral me sacaron del letargo y decidí volver a descansar al hotel. No sólo la novela había desaparecido en el incendio; también los libros y las pastillas para dormir; decenas de cajas de Rohypnol que me procuraba con recetas falsas. El insomnio también tiene sus pesadillas, puertas que se abren sin que nadie entre y yo ahí en un sillón de ruedas, más viejo que el mundo, esperando que alguien venga a revelarme la verdad..."
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