La ex diariera cuenta:
Estoy en la playa, tomando sol con los ojos cerrados mientras evoco un cuerpo que disfruto, que me goza. Y revivo, una y otra vez, caricias, besos, roces.
-¿Qué tal por aquí? -pregunta una voz seca.
¿A mí? ¡Noooo! En el sillón no yace un ser humano que revive piel propia y ajena. Más bien, un expediente, una carpeta, tal vez, una pantalla de PC. O una pieza de maquinaria, papas para pelar, ropa para lavar...
-Todo tranqui -responde la doctorcita para mi decepción.
¿Cómo? ¿Y la sesión amorosa evocada en la playa, bajo el sol...? ¿Y la playa misma?
Ah, sí, tranqui también, pero fervorosa. ¿No?
Órdenes concisas:
"Tranqui. Saque. Ponga. Abra. No cierre. Si duele, levante la mano izquierda."
¡Ya sé! Podría dejarle mi cuerpo y tomármelas.... ¡Total...! Mi cuerpo obedece... ¡Eh, no, hasta ahí!
Lo que necesita la dentista es mi boca, nada más.
Pero abierta y quieta.
2 comentarios:
¿Dónde estoy? upss me perdí en la maravilla de estas letras que seducen, felicidades!!.
la boca, esa zona de tormentos y de no,
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