(ojo:éste de la izq. es el Tío Alberto Einstein, no el del relatillo) Y se sobreentiende que esto ocurrió en "mi" esquina diariera, ¿no?
Totalmente encorvado. Muy sucio. Carga tres bolsas grandes, "de consorcio", donde lleva medias para vender... y otras cosas que prefiero ignorar.
Tiene unos increíbles ojos azules. Una nariz tan ganchuda que le toca los labios y que gotea: hace mucho frío.
Le cuelgan pañuelos en distintos grados de mugre, de diversos bolsillos. Por supuesto, sujeta los pantalones con una tira indefinible de algo, y se cubre la cabeza con... qué será eso.
Claro, mi corazón me ordena que le compre medias –me hacen falta- pero mis fobias me hacen llevarlas colgando de un palo largo y tirarlas en un baño de agua y jabón en cuanto llego a casa.
¡Corazón y razón de acuerdo!
¿Qué más se puede pedir?
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